Cuando se persigue una meta, determinadas dificultades que encontremos a lo largo del camino pueden hacernos perder de vista el objetivo final, de modo que otorgaremos más relevancia a estos obstáculos que a la propia meta. No debemos olvidar nunca que estos obstáculos no son la meta que perseguimos, sino que superarlos es un paso más hacia nuestro objetivo.
Si en determinadas circunstancias, otorgamos mayor relevancia a los obstáculos que a la meta en sí, significará casi con toda seguridad, que hemos perdido de vista esta última.
Según Cossman, si nuestra meta es el único fin, los obstáculos los iremos sobrepasando para conseguir llegar a la meta casi sin llegar a prestarles atención.
Alejandro Betancourt
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