En una familia, como en todo grupo social, para su fortaleza y correcto funcionamiento, cada uno de los miembros debe desempeñar un rol y unas funciones de cara al resto de miembros. La labor de cada miembro, en este caso, es básica y fundamental para mantener la fortaleza de la familia en conjunto.
En el caso de la familia, el padre debe ser fuerte, puesto que es el pilar en el que se apoyan los demás y no debe tambalearse; la madre debe ser la voz de la prudencia y la mesura, evitando caer en riesgos innecesarios y ofreciendo un punto de vista complementario que otorgue un equilibrio virtuoso al del riesgo y el emprendimiento que puedan ofrecer el resto de miembros; y los hijos, por último, deben ser obedientes, puesto que no es en ellos donde reside la sabiduría, sino en sus padres, deberán, por tanto, obedecerles y aprender de su experiencia. Estos son los pilares de una familia fuerte.
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