Ya lo decía Lincoln. Es muy difícil que alguien gobierne a otra persona sin su consentimiento.

 

Existen muchos modos de ejercer poder sobre otra persona. La obediencia en el menor de los grados está basada en relaciones de fuerza y jerarquía, pero el modo más poderoso de ejercer influencia y poder sobre un individuo consiste en que este quiera ser gobernado por el líder en cuestión, de modo que adopte sus mismas ideas. El poder con consentimiento goza del don de la legitimidad, con lo cual no se cuestionará por parte del individuo sobre el que se ejerce, aumentando la probabilidad de que perdure en el tiempo y de que sea estable, e incluso, rechazando las situaciones y contextos en los que se pueda estar fuera de los límites de este “poder legitimado”.

La reflexión de Lincoln no es solo aplicable al ámbito politico. El liderazgo empresarial es sin duda otra de las claves del éxito.

Todos los lideres efectivos han sido capaces de hacer participes de su visión y objetivos a las personas responsables de su ejecución en sus organizaciones, y estos a su vez, tras hacerlos suyos, son capaces de transformar esas metas en resultados excepcionales.

La motivación es esencial para el éxito, estudios recientes han demostrado que aunque la retribución y los incentivos económicos siguen siendo un factor determinante, el sentido de contribución a un objetivo común asumido como propio es complementario y en ocasiones puede ser incluso una fuente de más efectiva de motivación.


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