La experiencia es otra de las claves fundamentales del éxito. A veces creemos que un buen manual, un conocimiento teórico o un plan de negocios adecuado es suficiente para lograr nuestros objetivos. Esto, aunque también necesario, no puede sustituir lo que nos aportan nuestras propias vivencias y las conclusiones que sacamos de ellas. A veces, como decía Séneca, es necesario haber pasado por todo un proceso para lograr comprender y dominar ese mismo proceso. Y no hay atajos para ello.
Los fracasos son pasos
Nuestros aciertos nos refuerzan y nos permiten mejorar nuestros procesos, pero el valor la experiencia adquirida no se ciñe únicamente a aquellas cosas que hacemos bien, sino también a nuestros errores. Las equivocaciones son parte del proceso evolutivo de un proyecto. Aportan experiencias reales, que nos permitirá tomar las decisiones acertadas que nos acerquen a nuestras metas en situaciones futuras. Estas son las experiencias que mas valor tienen en todos los ámbitos. A veces existe una especie de vergüenza o rechazo al fracaso que nos puede llevar a esconderlo y olvidarlo, cuando realmente es una poderosa fuente de información y preparación. Los errores no deben de desanimarnos debemos de ser capaces de aprender de ellos con espíritu crítico. Analizarlos y hacernos dos preguntas clave. ¿Que podemos aprender de esa experiencia? y ¿en que ha sido positiva?. Si nos hacemos estas dos preguntas seriamente y con atención, en la mayoría de los casos nos sorprenderá encontrar respuestas que nos acercarán más a nuestras metas. Y es que la inmensa mayoría de las historias de éxito se producen tras numerosos fracasos.
Grandes personajes con grandes decepciones
Quienes crean que la vida de los mayores empresarios, inventores, políticos, etc. de la historia universal son caminos de rosas están totalmente equivocados. Todos han pasado por momentos duros, donde sus ilusiones se desvanecían, sus inventos no funcionaban, sus empresas quebraban. Quizá el secreto fuese su perseverancia y una capacidad de superación. El análisis de sus experiencias, tanto positivas como negativas.
Henry Ford por ejemplo creó dos empresas que fueron un fracaso antes de llegar a la Ford Motor Company que conocemos. La primera, Detroit Automobile Company, fundada en 1899, cayó en bancarrota en menos de dos años. La segunda, en 1901, a la que llamó Henry Ford Company, la acabó abandonando. Ambos fracasos ayudaron a que el tercer intento resultase un éxito.
Otro personaje ilustre que se enfrentó a sus errores y equivocaciones con tenacidad fue Abraham Lincoln. Antes de llegar a ser presidente de los Estados Unidos pasó prácticamente por todos los avatares posibles: pérdida del trabajo, fracaso empresarial, muerte de su gran amor, fracasos en diversas etapas como político… y a pesar de ello llegó a ser presidente. ¿El secreto? Quizás el haber sabido aprovechar bien esas enseñanzas y no desanimarse ni abandonar.
Un camino personal
Sin olvidar otros factores indispensables, lo que nos llevará a alcanzar nuestra meta finalmente será nuestra fuerza de voluntad, la persistencia y la capacidad de análisis de nuestros aciertos y errores.
Por otro lado, la experiencia es el único factor que nos enseñará a vivir, la única desventaja es que cuando la adquirimos, generalmente ya no la necesitamos. El aprendizaje que nos otorga la experiencia vital, se adquiere, como es obvio, sólo con el transcurso de la propia vida.
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