La energía eléctrica española ha dependido en gran escala de los combustibles fósiles, cuyo consumo alcanzó un récord en 2008 registrando un 81.3% de la generación.
Por fortuna, ese panorama ha ido cambiando con el pasar de los años y las renovables han hecho que esa dependencia disminuya, quizá no en línea recta o exponencial cómo se desearía, pero sí con notorios logros que alcanzan valores históricos en la actualidad.
A finales de 2019, un 39% de la energía eléctrica consumida provenía de fuentes verdes, disminuyendo el uso de combustibles fósiles a un 61%. La buena noticia es que estos excelentes números no hacen más que mejorar.
España sigue avanzando rumbo a la descarbonización de la economía, y es uno de los principales líderes y referentes en tecnologías limpias dentro del continente.
Panorama de las energías renovables en los últimos 10 años
La Asociación de Empresas de Energías Renovables (APPA Renovables) presentó en 2018 el Estudio del Impacto Macroeconómico de las Energías Renovables en España. Para ese entonces, los resultados arrojados resumen una situación energética con las siguientes características:
Evolución de la potencia renovable instalada por tecnologías (MW) (2006-2019) – Red Eléctrica de España
“Las renovables llevan cuatro años de crecimiento ininterrumpido en España. En 2017 el sector creció un 10,7%, aportó 10.500 millones de euros al PIB nacional y generó unos ahorros de más de 4.700 millones de euros en el mercado eléctrico. Pero los objetivos del 20% a 2020 no se van a cumplir: en 2018 estábamos a casi tres puntos de ese porcentaje (17,3%). Y nuestra dependencia del petróleo sigue disparada.”
Por otro lado, los datos recogido por la Red Eléctrica de España le han permitido concluir que el comportamiento de las renovables ha sido positivo desde 2010 hasta 2019, con base en lo siguiente:
- El aporte de las renovables en la generación eléctrica era de un 33,2% a finales de 2010. Este porcentaje creció hasta llega a 39% a términos de 2019.
- Al revisar lo producido por tecnologías libres de emisiones de CO2, donde se incluyen todas las renovables y la nuclear, se puede ver un pequeño pero significativo aumento, pasando 54,8% en 2010 a 59,6% en 2019.
- A final de 2019, el carbón cierra con su menor participación histórica. El carbón aportaba un 13% hace 10 años, ahora ha disminuido a 5%.
- El peso de las energías limpias aumentó en un 8,7% superior, y si se suma en este porcentaje a las tecnologías no hidráulicas, el resultado es aun mayor ya que en este período su presencia ha crecido un 24,3%, mostrando una tendencia positiva en la generación eléctrica total.
- Las tecnologías que participan en la generación eléctrica también han evolucionado. La energía nuclear y el ciclo combinado reinaban a comienzos de la comparativa, y ahora la eólica se está llevando el protagonismo. Estas tres energías se han repartido el 60% del total nacional de este año.
Reforma Energética: pasado y futuro
Una nueva reforma energética fue aprobada por el consejo de ministros en julio del 2013. Su objetivo era frenar el déficit de tarifa (que inició en el 2000), el desajuste entre los costes regulados y los ingresos del sistema eléctrico al imponer un impuesto al autoconsumo y suprimir las primas a las energías renovables.
En ese entonces, las energías renovables estaban subvencionadas mediante primas. Como el costo de generación era mayor al de su contraparte convencional por encontrarse en una etapa de desarrollo.
Estas medidas eran un claro retroceso en la política energética del gobierno español, truncando la economía el medio ambiente y la sociedad. Hacían prácticamente imposible lograr el futuro energético del país y sus consecuencias afectaban a todas las partes involucradas.
El sistema tenía un déficit estructural de unos 4.500 millones de euros, monto que el Gobierno planea saldar aplicando aumentos en los distintos sectores. Se planteó para los consumidores un incremento del 3,2% en la factura del servicio desde agosto de 2013, con el fin de recaudar a nivel doméstico 900 millones.
Para las empresas eléctricas tradicionales, la reforma resultaría en un recorte de más de 1.000 millones de euros en los pagos que reciben por distribución. Las empresas de energías renovables sufrirán un recorte de unos 1.500 millones de euros mediante la desaparición del mecanismo de primas a cambio de una garantía de rentabilidad razonable.
En 2018, cinco años después de la entrada en vigencia de dicho marco regulatorio, la industria renovable comienza a ver la luz al final del túnel. Durante 2016 y 2017 se adjudicaron mediante subasta unos 8.800 MW de capacidad renovable nueva. Esto, junto a los altos niveles que alcanzaron ciertas tecnologías y los recientes objetivos del continente en este campo, abre un mejor camino para la consolidación de las energías limpias.
Rumbo a la transición energética: emisiones caen a niveles históricos
España continúa a paso firme su lucha contra el cambio climático. La futura ausencia del carbón se hace visible en la generación eléctrica, industria en la que se ha notado un destacable descenso de las emisiones de CO2. Esto en parte se debe a la reducción del uso del carbón durante la última década, alcanzando un 66%.
Según el último Inventario Nacional De Emisiones a la Atmósfera (1990-2018), los sectores transporte, industria y generación eléctrica son, en ese orden, los que concentran la mayor emisión de CO2para el 2018, totalizando un 64.7% de gases enviados al ambiente.
Sin embargo, el incremento del uso de fuentes renovables hizo de 2018 un mejor año que el anterior, disminuyendo las emisiones generadas por el sector eléctrico. La baja del consumo de combustibles fósiles y de la generación eléctrica total, junto al alza de la generación hidráulica y eólica, se llevan el crédito del cambio observado en ese periodo.
El 2019 marcó un antes y un después en este proceso mostrando estadísticas sin precedentes que encaminan al país ibérico a la deseada transición energética. En diciembre se vivieron cuatro días ‘cero’ en carbón, es decir, en los que no se generó ni un solo MWh de electricidad a partir de ese combustible fósil.
A esto se le suma otro logro: la capacidad instalada renovable supera por primera vez a las demás energías. Este año, un 52% del parque generador se compone de tecnologías verdes. La eólica está a la cabeza con un 46% de las fuentes limpias venciendo al hasta ahora líder, ciclo combinado. En segundo lugar está la solar fotovoltaica con un 16%. Ambas registran aumentos agigantados.
Una mayor cuota de energías limpias nos acerca cada vez más al objetivo. Las cifras del primer trimestre de 2020 hacen ver que este también será un año de progreso. Las renovables hacen un aporte a la generación eléctrica de 44,59%, superando a esa misma época del año anterior, que era de 38,42%.
Importancia de la incorporación de energías limpias
El dióxido de carbono es un elemento tan vital como nocivo para la vida en el planeta. Es uno de los gases que más contribuye al efecto invernadero, seguido por el óxido nitroso y el metano. Es por eso que reducir sus emisiones es una prioridad. Ha sido un objetivo primordial en las últimas tres décadas y las políticas para limitarlas cobran más peso cada día.
Y es que la alta actividad desde la Revolución Industrial ha hecho que los gases derivados de la combustión se acumulen en la atmósfera, dando lugar a los fenómenos climáticos contra los que luchamos hoy día.
Evolución anual de las emisiones asociadas a la generación eléctrica (2007-2019) – Fuente: Red Eléctrica España
El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) plantea para 2030 una disminución del 23% respecto a los niveles de 1990. La propuesta lanzada a final de 2019 en el European Green Deal implica que la región debe alcanzar la neutralidad en carbono en 2050.
Por su parte, España sigue los pasos de la Unión Europea. Las emisiones asociadas a la generación eléctrica siguieron bajando en 2019 hasta llegar a los 49,6 millones de toneladas de dióxido de carbono. Si bien parece una enorme cifra, vale la pena decir que los registros no hacen más que descender anualmente, y este valor es muy alentador para la venidera transición energética.
Aunque a la transición aún le queda mucho camino por recorrer, no hay duda de que el futuro energético es prometedor. España es un país con muchas horas de sol y viento, y cada vez cuenta con más profesionales de talla internacional e inversores que pueden capitalizar las grandes oportunidades de expansión en el sector. Es una nación que busca disminuir al máximo sus emisiones y ya ha fijado como objetivo sustituir su parque automotor.
No hay por qué depender de energías extranjeras, ni acarrear los altos costos de importaciones de combustibles fósiles ni las terribles repercusiones de su uso al planeta y a nuestra salud. Las renovables son fuentes limpias e inagotables de producción nacional y están consiguiendo crear una transformación sostenible a nivel económico, social y ambiental.
No hay comentarios:
Publicar un comentario